Hola hola! ¿Cómo andan? Nosotras estamos muy ansiosas y contentas porque volvimos con esta serie donde nos alcoholizamos probando tragos de lujo y descubrimos cosas nuevas e interesantes. Hoy nos remontamos a un clásico entre los clásicos, el gran Tom Collins que aunque su creación fue hace más de dos siglos, su frescura y aroma lo mantienen vivo y siempre fresco hasta el día de hoy.
Por cierto, muy solicitado por los fanáticos del gin tonic, quienes unidos como fuerza le demostramos al mundo que no todo en la vida es gin tonic. Bueno, primero veremos de qué se trata este cóctel y averiguaremos algunas curiosidades a su alrededor, después con toda esa sabiduría no nos quedará más que disfrutarlo en su punto justo.
Sobre el Tom Collins
Primero lo primero, la Ginebra
Ya estamos todos y todas reunidos, fanáticos del gin. Lo amamos en sus mil presentaciones y con sus mil variantes desde hace más de dos siglos a lo largo de la humanidad.
En esta historia de amor, todas las flores se las llevan los maestros del ginebra quienes en un principio tuvieron la brillante idea millonaria y supieron combinar a la perfección una serie de ingredientes fermentados con levadura y bayas de enebro. De la destilación de todo esto obtuvieron un alcohol de los más prestigiosos y renombrados del siglo XVII.
Tanto furor causó este que fué justamente en el año 1751 cuando fué necesario crear el Acta de Ginebra como una medida para determinar una distribución justa y un uso adecuado del licor.
Loco, ¿no? La historia borracha que nadie te cuenta.
Cuando aparece el Tom Collins
La receta como tal aparece originalmente de la mano del señor Jerry Thomas y su libro “The Bartender ‘s Guide” publicado en 1876. Su fórmula era simple pero perfecta, ginebra clásica, jugo de limón y azúcar, quien además le daba un buen toque final de agua gasificada o soda y servía en vasos de trago largo.
Tenemos que admitir que desde un principio este fué un trago para servir, compartir y disfrutar con amigos.
El gran engaño de Tom Collins
Esta historia es del año 1874 y surge de una serie de juegos que se dieron entre los bares de Nueva York, donde una persona se acercaba y le jugaba una broma al bartender diciéndole que un tal Tom Collins estaba difundiendo mentiras sobre él en otros bares para que este se enoje y salga en búsqueda del malvado sr Collins que va por la ciudad difundiendo mentiras.
Así se fué haciendo conocido el gracioso nombre como un chiste entre distintas personas en bares donde se perseguía a alguien que no existía. Luego los bares crearon el trago como revancha a las múltiples bromas.
Cómo hacer el almíbar casero
El almíbar es una parte fundamental de este trago, y hacerlo casero le sube la vara de la perfección. Se trata de una mezcla de azúcar y algún líquido (mayormente agua) que se cocina hasta que toma una consistencia de jarabe. Sí o sí se necesita azúcar blanca, en terrones o en polvo.
¿Cómo se hace el Tom Collins? Simple:
- Colocar en el cazo el azúcar y cubrir con el agua. Poner al fuego con una temperatura media/baja, para que se vaya haciendo lentamente.
- Una vez que alcance el punto de hervor, ¡ya está! La temperatura que debe alcanzar el almíbar es de 100°C. En el caso de necesitar otro almíbar más denso, hay que alcanzar la temperatura deseada para cada uno (están detalladas más arriba).
- Si se quiere saborizar el almíbar se debe agregar el saborizante al principio, junto al líquido frío.
Con el almíbar casero listo y todas las dudas solucionadas, solo nos queda preparar este cóctel del cielo que nos espera.
Receta de Tom Collins
Ingredientes
- 60 ml de ginebra.
- 30 ml de jugo de limón.
- 30 ml de jarabe o almíbar.
- Soda o agua gasificada.
- Rodajas de naranja.
Cómo preparar Tom Collins clásico
- Colocar el hielo suficiente para llenar un vaso largo, luego en la base agregar 60 ml del ginebra de preferencia.
- Por arriba sumar 30 ml de almíbar y 30 ml de jugo de limón. Mezclar.
- Para finalizar completar el vaso hasta arriba con soda y decorar con una rodaja de naranja.